Desde hacía ya un tiempo, teníamos decidido acudir a un curso de dunas en el Erg Chebbi que anunciaba Xavi de Sahara4x4xtrem.
Cornelia la menor quería hacer dunas y si podía aprender mejor que mejor. Por ello, partimos el viernes día 4 a media mañana hacia Algeciras, ya que el organizador y por el bien del grupo había decidido atravesar el estrecho desde Algeciras hasta Tánger Med y no por Almería-Melilla.
La posibilidad de pasar una noche en uno de los aterradores camarotes de está última travesía no me hacía la mas mínima gracia, al margen de incrementar el precio.
Así, esa noche pudimos dormir en Algeciras y visitar nuestro querido Palmito, donde conocimos a Sabino que venía desde el norte de España, concretamente de San Sebastián.
Por la mañana y a las 10,00 horas embarcamos; antes, el organizador del curso Xaví en la explanada del puerto nos fue presentando al resto del grupo a la vez que nos daba las tarjetas de embarque. Éramos 4 coches; dos Toyotas HDJ 100, Mitsubishi y un Toyota 150, 60 aniversario.
Algunos no habían pisado Marruecos nunca por lo que era su primera vez.
Pasado el preceptivo control de personas en el propio barco y luego el de importación del coche en Tánger y tras cambiar dinero, nos dirigimos a la primera gasolinera de la autopista, donde ya tranquilos, procedimos a colocar las antenas, emisoras y otros cachivaches como GPS y ordenadores o tablets .
Por autopista y mas tarde por la autovía que une Kenitra con Meknes, nos acercábamos al destino final de la etapa que no era otro que Midelt. Nos alojamos en el hotel Kasbah Asmaa. Desde el año 1999 no volvía a este hotel. Su decadencia por los años no pasa desapercibida.
Al día siguiente continuamos nuestro viaje en dirección a Er-Rachidia; las Gargantas del río Ziz, el Túnel del Legionario y los oasis de este río, desfilaban delante de nuestros ojos. Casi al medio día, ya estábamos en las cercanías del Erg Chebbi, lugar donde tendría nuestro curso.
En la cara norte y cerca del albergue Yasmina, Xavi nos reúne a todos para darnos la primera charla, sobre como debemos circular en la arena, las precauciones a tener en cuenta , las marchas mas apropiadas para ascender las dunas y el orden que observaríamos en el grupo. La hora, no es la mas indicada para entrar en las dunas pero, Xavi tiene una total seguridad en sí mismo y…….,la transmite al grupo.
Abriendo el roderas, poco a poco, vamos ascendiendo por las dunas, hasta alcanzar una de ellas que por altura impone. Las enganchadas, no son numerosas a pesar de que alguno es la primera vez que ve la arena. Xavi, corrige algunas trazadas para que todos podamos llegar donde el nos espera. Por la emisora se escucha continuamente correcciones para los pilotos. La recomendación de “ gas, gas, gas.” Es la que más se escucha. Acabamos la tarde y nos vamos al hotel Tomboutuc.
Está literalmente “petado” de extranjeros, entre los mas numerosos, los japoneses que en auténticas hordas, ocupan las mesas donde nos disponemos a cenas. Algunos de ellos, como no podía ser de otra manera, hacen continuas fotografías al menú que en la mesa esta dispuesto.
Acabada la cena, nos vamos a la terraza y allí en una mesa, nos apretamos el orujito de hiervas y, algunos “pettissuis” de Larios. Tenemos de todo ya que los componentes del Toyota 150, Gerardo y Vela, traen dos neveras, una de ellas es congelador, así que los cubitos los tenemos a nuestra mano. Comentamos lo vivido por la tarde y a una hora prudente nos vamos a nuestros aposentos.
Por la mañana surge el primer contratiempo. Resulta que al Toyota 150, que es una preciosidad en preparación, no se le puede cambiar de reductoras a largas o viceversa. Llamadas al preparador y cabreos varios no consiguen curarlo. Se me ocurre que para el reseteo le quitemos los bornes de las dos baterías que lleva y esperemos algunos minutos, hay algunas válvulas que tardan en cerrar o abrir. Pasados unos minutos y conectados nuevamente los bornes, el Toyota se recupera de esa pequeña enfermedad.
Sinceramente, un vehículo a tope de electrónica, entre ellas la posibilidad de cerrar con la huella dactilar, no lo veo como lo mas apropiado para estos menesteres y máxime cuando los que me conocéis sabéis mi pronunciación al respecto, con las preparaciones y la electrónica.
Nuevamente nos dirigimos a las dunas y Xavi, vierte su saber en el grupo. Se le ve que se conoce el Erg de memoria, cosa extraña entre organizadores que se limitan a pasar de un lado a otro del Erg, evitando las dunas problemáticas. El no, directamente ataca las dunas altas. Antes, asesora al grupo y comenta la forma de “leer” las dunas. Dice que se hace de arriba a bajo, buscando las posibilidades de ascender a lo mas alto. Mi hija, disfruta como hacía tiempo no lo hacía.
Va cogiendo el tranquillo de levantar el pie del acelerador al coronar la duna y dejar caer el coche por su propio peso o con una pequeña ayuda. Como vamos los últimos, tenemos la ventaja de ver lo que hacen los demás y, el inconveniente, de tener bien batidas algunas dunas para poder ascender. Guarda la distancia necesaria con el precedente para la seguridad, aguarda las indicaciones y de vez en cuando como otras ocasiones, discutimos sobre una trazada u otra o por las advertencias que le hago en especial si ha bajado fuerte algún cortado.
Xavi, habla de una “sorpresa” para el final del día y…….., efectivamente nos la da cuando ascendiendo sin esa sensación de peligro, nos encontramos en una de las dunas más altas del Chebbi. La vista es maravillosa y la pendiente para bajar impresiona. Las indicaciones para hacerlo las repite una y otra vez: ruedas rectas y un poco de gas en cuanto notemos que el vehículo culea para uno u otro lado, corrigiendo a la vez. Así los cuatro vehículos del grupo, conseguimos bajar si contratiempos.
El organizador, busca un lugar donde acampar, los hay a cientos pero, el busca uno que tenga magníficas vistas tanto de puesta de sol como al despertar el día. Consigue su propósito. Esa noche, Sabino con su mandil atado a la cintura, nos hace una demostración de que para comer una magnífica paella. No hace falta ir a un restaurante de postín. Allí, en mitad de la nada, saca sus utensilios y en pocos minutos, nos hace una paella para chuparse los dedos. Repito plato, está buenísima. Los efluvios del dios Baco, hacen su aparición en forma de chistes, anécdotas, caídas, etc,etc,. Poco a poco cada una marcha a su sitio para dormir y digerir la cena.
A la mañana siguiente, Jaimerro con su Toyota HDJ 100, comienza a tener problemas. Escucha unos ruidos por lo que Xavi, lo remite e Erfoud al taller de Mohamed, ambos se conocen de otros arreglos. Al parecer los silemblock los tiene en mal estado. Se los cambia y regresa al Erg. Pero, mas tarde los problemas se agudizan , el coche no “tira”, literalmente no tiene fuerza. Después de la inspección de Xavi y Jaimerro, deciden dejar en el hotel todos los bultos pesados hasta el punto que al copiloto Antonio, también los baja del coche y se va con Xavi.
El Toyota, sigue con sus problemas y al final deciden quitar las letras del maestro del snorkel, un tal Roca Silva, parece ser que no le entra aire suficiente. Bueno, las dunas se van haciendo y Xavi propone que abra roderas uno de los del grupo. Jaimerro se ofrece a hacerlo el por lo que se pone en cabeza. El objetivo es llegar al otro lado de una duna, con las explicaciones de Xavi parece fácil pero debe ser que no, porque cada vez nos alejamos mas del waypoint. Retoma la cabeza Xavi y alcanzamos el waypoint.
Esa noche, nos alojaremos en el albergue Touareg. Allí esperaremos a Jaimerro y Xavi que vienen de Erfoud de arreglar el coche del primero. Ha roto un palier y el Mohamed parece ser que con una pequeña chapuza y una hostia de factura, ha conseguido que pueda seguir adelante e incluso le ha prometido que podrá llega a los madríles. La mala suerte, se ceba con Jaimerro. Como la espera es larga, retamos a Sabino para que nos haga una tortilla española. Dicho y hecho, hablamos con el dueño y este accede a que se meta en la cocina y nos haga la tortilla.
Al poco, vemos pasar a un chico con dos hueveras repletas de huevos; buena señal y mas cuando vemos a Sabino que va al Mitsu y vuelve con una botella de sidra. Dice que es para compartir con el cocinero, hace calor en la cocina y se tienen que refrescar. Al poco aparecen dos tortillas españolas inmensas. Esperamos a los que vienen de Erfoud para que también ellos participen.
En las dunas algunos desllantan y, nuevamente Xavi, nos da una lección práctica de cómo volver a poner en orden de batalla la rueda. Para desintoxicarnos algo de la arena, atravesamos la cara norte del Chebbi y ya en el río, nos vamos al pueblo fantasma, allí nos hacemos las fotos de rigor. Por una pista nos vamos a un lugar algo tenebroso. Atravesamos un pequeño río de fesch-fesch y el Mitsubhisi de Sabino se queda planchado. Un pequeño empujón del grupo consigue que Xavi al volante logre sacarlo sin tener que poner eslinga.
Algo mas tarde por la emisora se escucha “ Xavi, me he quedado sin frenos”, es la voz suave de Gerardo el del Toyota 150. Paramos y una rápida inspección, nos descubre un latiguillo del freno derecho trasero totalmente sesgado. La barra estabilizadora trasera, ha perdido los tornillos y el buje que la sujeta y al desplazarse ha machacado el latiguillo. Xavi saca su caja de herramientas y empalmando un tubo de goma, consigue que el Toyota llegue al albergue. De allí al “hospital”. El Mohamed se está poniendo las botas con tantos clientes.
Arreglado el Toy, por la mañana nos vamos nuevamente a las dunas y al medio día nos dirigimos al oasis de Oubira. Esta atestado de coches de cuatreros, algunos conocidos: Masia Pelarda otros no. Allí y buscando una sombra pasamos como podemos los calores. Pedimos unos huevos fritos con patatas y nos hacen una “omelet”. Gracias a la sidra que Sabino generosamente saca, podemos en algunas ocasiones digerir los platos. La sidra fresquita de la nevera, es un manjar de dioses. Por la noche, Xavi nos busca un sitio donde acampar y se marcha para buscar a Jaimerro que viene de Erfoud de arreglar el HDJ 100. Es el cumpleaños de Jaime y esperamos la vuelta que hacen en plena noche y por las dunas hasta donde nos encontramos. Los 53 añitos del la criatura se celebran con los escasos ya de por si alcoholes y alrededor de la hoguera que hemos encendido.
Nos permitimos el lujo de hasta una queimada, incluso con conjuro en gallego pronunciado por Vela..
Al dia siguiente, nos vamos ya del Chebbi. Ha sido muy instructivo, Xavi de Sahara4x4xtrem, es un buen profesional, tiene un profundo conocimiento de las dunas y las trabaja como pocos he visto. Infunde seguridad al grupo y traslada los conocimientos para que se le pierda el miedo a las dunas e incluso pueda abrir roderas.
Creía sinceramente que era otro organizador mas de los que abundan por las revistas del 4×4 pero, estaba equivocado. Promete lo que anuncia y da lo que promete.
Por una pista muy bonita, nos adentramos en el Shamro, pasando antes por Alnif y alcanzando Tinherhir, nos vamos por las gargantas del Todra, hasta un pequeño hotel que según el organizador, tiene “encanto”. La verdad que encanto no se si tiene pero escalones para llegar a las habitaciones tiene 67. Por la noche nos hacen el consabido Tallin pero, este cocinado con patatas con queso fundido y una especie de pisto manchego Esta riquísimo, hacia tiempo que no comía bien.
Nos dan un recital de tambores al acabar la cena pero, el personal esta cansado y pronto en la cama nos encontramos. Al día siguiente, hay que hacer un motón de kilómetros pues tenemos que llegar a Assilah. Hasta allí nos vamos y a media arde estamos ya en el hotel. Hemos quedado a cenar en el restaurante de la Gran Place, mientras Xavi se pierde y viene cuando la mesa ya esta puesta. Trae envoltorios y sobres. Son los sobres con las fotografías que le ha hecho y ha formado en un álbum y unos platos conmemorando el curso.
Se lo ha trabajado y así se lo reconocemos los participantes. La cena es a base de pescado y transcurre entre risas y charlas. Regresamos al hotel porque tenemos que estar en Ceuta a la hora anterior del embarque que es a las 11,00 horas.
Sin contratiempos atravesamos la frontera y allí en la misma rotonda de salida del embarque nos despedimos unos de otros. Durante algunos kilómetros nos hablamos por las emisoras. Llegamos a casa no muy tarde.
Ha sido una semana muy instructiva y recomiendo a los que quieren hacer dunas que se pongan en contacto con Xavi. Yo he aprendido también cosas y lo mas importante a convivir con gente a la que no conozco que……., hacia años que no lo practicaba.
Ha sido un placer viajar con todos vosotros: Gerardo y Vela, Jaimerro y Antonio, Sabino, Xavi y mi hija.
Madrid, 20 de octubre de 2013.