RAID ARGELIA NOVIEMBRE 2019 por Alex Raventós (Toyota hdj 80)

CRÓNICA del VIAJE al desierto de ARGELIA Noviembre 2019 por Alex Raventós (Toyota Hdj 80)

Cuando uno trata de realizar una crónica de un viaje como este, toma notas durante el recorrido para tratar de recordar los detalles que hacen de especial el paisaje. Un servidor, tras buscar la manera de describir algunas zonas del Tadrart, personalmente el lugar más precioso de toda la ruta, acabó por darse cuenta de que no existía manera de describir aquello. En ese momento solo escribí una palabra. Maravilloso.

Como anécdota personal, recuerdo que antes de comenzar la ruta, mi padre me dijo que este sería el viaje en el que me enamoraría del desierto. Tras haber visto Túnez y Marruecos, pensé que ya lo estaba. Me di cuenta de que estaba equivocado.

Sahara4x4xtrem sigue traspasando fronteras. El viaje al desierto Argelino ha significado la apertura al 4×4 de un país prácticamente inexplorado en la actualidad, escenificando el nacimiento de una alianza a seguro con mucho futuro.

La flota terrestre hispánica comandada por el líder y excelente navegante en dunas Xavi, se une en este caso a los compañeros itálicos de Desartica, para aunar fuerzas ante el gran reto de cruzar el Sahara argelino, inexplorado hasta la fecha por Xavi y su experimentado equipo.

A mandos de un majestuoso Mercedes Unimoc contamos con Eugenio, experimentadísimo navegante al mando de Desartica en exitosos retos previos en Argelia y otros destinos diversos. Proveniente de la ciudad de la moda, Milano, demostrándolo sin duda con el estilo inmaculado de su camisa, Eugenio ofrece experiencia en el Sahara, conocimiento imprescindible de la zona a explorar, y un liderazgo indudable. Y, no por ello menos importante, un buen plato de pasta italiana o risotto caliente cada noche de acampada. Tal y como se llegó a oír entre risas de los navegantes, Xavi y Eugenio hacen muy buena pareja.

Junto a Eugenio y Xavi, contamos con sus respectivos hijos Federica y Alex (un humilde servidor), jóvenes y diligentes aprendices en el arte de la navegación, mostrando a buen recaudo el futuro de Sahara4x4xtrem y Desartica.

Junto a los navíos líderes, ante la gran aventura que se divisa en el horizonte, se halla toda una flota hispano-italiana compuesta por experimentados navegantes y algunos prometedores jóvenes navíos en busca de la experimentación del Sahara profundo e infinito. Ellos son sin duda los protagonistas de esta historia.

Entre los valientes navíos y exploradores hispánicos se encuentran:

En primer lugar, el ángel de la guarda de la flota italo-hispánica, nuestro mecánico, a bordo del probablemente Toyota 80 mejor cuidado de los 7 desiertos, se halla Paco de la Chica, todo un artista cuando sus manos se vuelven negras de grasa. A su derecha se encuentra su compañera Toñy, milimétrica artista culinaria e imprescindible pieza del engranaje del grupo.

Entre los más expertos navegantes se encuentran, a bordo de 3 preciosos (y muy seguros) Mercedes G300, «Los 3 jinetes del apocalipsis». Emilio, Paco Ochovo e Ignacio muestran experiencia a raudales a bordo de sus potentes navíos, que nada tienen que envidiar a los todopoderosos Toyota. No quedan atrás sus acompañantes, Ángeles y Mercedes, fieles expertas Saharianas, y Javier, novato y recién enamorado del desierto.

Contamos a partir de ahora con toda una flota Toyota tan variada como joven y potente. «La exactitud catalana», también conocido como Jordi, ofrece una maestría y suavidad en dunas envidiada hasta por los más expertos navegantes.

Junto a él, dos recién nacidos pilotos Saharianos que aseguran un buen presente y futuro del 4×4. Pura potencia y velocidad, bajo los mandos de una preciosa bala verde en forma de Toyota 120 se encuentra Luis Cid junto a la prometedora y jovencísima piloto Noelia. Fiel compañero de Jordi y los Cid, se encuentra el puro entusiasmo, potencia y capacidad de recuperación de la mano de Ernesto, a bordo de un precioso híbrido Toyota 80-Boeing 747.

A bordo de un precioso y no precisamente lento caracol, emplazado sobre una hermosa Toyota Hilux, se encuentra el experto, seguro y hombre del desierto Luis Garrote. Fiel escudero de Sahara4x4xtrem, demuestra maestría en todos los terrenos que pisa su caracol, mostrando ser un «dunero puro».

Desde tierras tarraconenses contamos con Luis Porcar, gran y más valiente navegante, inexperto en dunas hasta la fecha, y con la dificultad añadida de su Toyota Hilux pick-up larga y baja. El reto fue superado con creces con una conducción muy sabia que le otorga un notable alto.

A bordo de un potentísimo 80 blanco y precioso se halla el «Capitán Smith», también conocido como Ángel, expertísimo trota desiertos, que bien podría haber comandado el ejército americano en una victoria segura en Vietnam. Cuentan antiguas leyendas bereberes que es capaz de encontrar agua en mitad del desierto.

Puro kilometraje y experiencia de la mano de Luis y Javier González, a bordo de un precioso Toyota 100, exploradores africanos y fieles rompedores de fronteras. Las lejanas aventuras de Luis en tierras italianas le permitieron, para gran suerte de Xavi y Eugenio, en un excelente puente comunicativo entre ambos grupos, cuando el terreno exigía una comunicación fina y precisa.

Imposible dejar en el olvido a la pareja más especial del desierto. La mezcla perfecta. «El abuelo de todos», Marcial, junto al «Amigo de todos», Castillo, forman una combinación perfecta. La alegría y bondad de Castillo junto a la experiencia, inteligencia y ganas de vivir de Marcial, hacen de esta travesía algo aún más especial. Todo esto, a bordo probablemente del 80 más potente del grupo.

Junto a la flota hispana, contamos en el terreno de juego con un conjunto italiano «Gli Azzurri» fantástico, toda una flota tan variada como experta y versátil que podría recordar en muchos aspectos al legendario «Il dottore» Valentino Rossi.

Entre los fieles escuderos de Eugenio y su Mercedes se encuentran a su lado Roberto y Maximiliano, leales consejeros a bordo del Unimog. Siguiendo al majestuoso navío italiano contamos con Stefano y su impecable Mercedes G. Leopoldo, pura exactitud a manos de un Toyota 100, Massimo y Federica a bordo de un meritoso Nissan Patrol, seguidos de Luca y Andrea y Fabio a los mandos de navíos hermanos. Cerrando el grupo de los Patrol se encuentran Fabio y Lorella, verdaderos amigos de «los espagnoli». No podía faltar a la cita el clásico Land Rover Defender y por partida doble, al manejo de Vittorio y Bruno, «Picoletto» para los amigos ibéricos. Sigue al grupo una pareja especial a bordo de una «maquina» especial: Jonathan y su gato Jek deleitan la vista con un precioso Toyota 73. Bajo la misma descripción se presenta a nuestro entusiasta amigo Rino, junto con su fiel compañera Bubba, buen can y mejor compañera de viaje, a bordo del único Mitsubishi Montero, demostrando grandes dotes de navegación. No podemos olvidar a Fabio y Fabiana, firmes guardianes de la pequeña Princesa del Sahara Giada, tejedora de sonrisas de todos los participantes. Y por último, y por ello quizá más importante, el jovencísimo Guiglielmo, cuya gentileza y contribución al grupo le supuso un reconocimiento especial por parte de la organización. Su hermosa Hilux negra mate elevaba las pulsaciones de los presentes con solo un vistazo.

La brigada mixta italo-hispánica, equipo de lo más variado y ambicioso, se propone un reto para la mayoría desconocido hasta la fecha: cruzar el Sahara argelino por el Tassili N’Ajjer, adentrándose en las profundidades del desierto del Teneré y el mágico Tradart, cruzar las dunas del Erg d’Admer para adentrarse en una ruta dirección norte por puro y cambiante desierto Argelino, territorio cerrado e inexplorado durante los últimos 15 años, al cual Sahara4x4xtrem y Desartica han tenido especial acceso.

Todo un reto de 21 días, contando con más de 10 acampadas, adentrándose en tierra hostil con un objetivo claro: conquistar el Sahara Argelino. Para ello será necesaria una mezcla perfecta de experiencia, astucia, inteligencia, previsión, conducción medida, aguante y puro amor por el desierto. Aventura al límite.

Contaríamos además durante nuestra valiente travesía con una fiel y vieja compañera de viaje, la Luna, la cual nos brindaría la suerte de poder disfrutar de principio a fin toda su fase creciente, desde la primera hasta la última acampada.

Esta historia da comienzo en Arlés, Francia, bastión de encuentro de previas aventuras de Sahara4x4xtrem. En el aire se perciben millones de kilómetros en el Sahara, cientos de tierras y fronteras atravesadas, y sobre todo la ilusión por un nuevo reto. Ante este desaguisado suceden las primeras anécdotas y recuerdos de viejas batallas de los legendarios navegantes presentes. Sin duda, las primeras de muchas.

Sin mayor dilación, la flota hispana pone rumbo este en busca del encuentro con el batallón italiano en Génova, para embarcarse en conjunto a cruzar el Mar Mediterráneo hasta la lejana Tunisia. Nadie en su sano juicio habría imaginado que las hostilidades comenzarían a librarse en tierras europeas, sin embargo, varias toneladas de paciencia fueron necesarias para que los navegantes no perdieran el juicio en tierras Genovesas. Quién habría apostado a que la peor frontera en la larga travesía se daría en tierras europeas.

Nuestro buen amigo Mediterráneo se dedicaba a mecer suavemente el batallón mientras se sucedía la primera reunión estratégica comandada por Eugenio y Xavi. Los líderes presentaron a los exploradores un plan de ataque valiente, ambicioso e inteligente, el cual debía ser seguido con fidelidad por el resto de la experta brigada una vez adentrados en tierra hostil.

Un equipo unido, valeroso y fuerte dejó entrever una batalla larga y duradera, pero en ningún momento fácil. ¿Estarían todos a la altura? Pronto lo sabríamos.

El desembarco en la amigable Tunisia fue fácil y rápido, permitiendo a nuestros protagonistas poner rumbo suroeste en busca de una frontera Argelina conveniente a la travesía. Horas de paciencia y conducción impecable bajo una fuerte tormenta fueron necesarias para llegar a Gafsa, base Tunecina a las puertas del desierto y a la frontera con territorio argelino.

El grupo se pone en marcha al alba en busca de una frontera que prometía ser burocráticamente tediosa, confirmándose posteriormente tras horas de esperas, que finalmente culminaron en éxito cuando cayó la noche y todos los navíos ponían rumbo oeste en dirección a El Oued, primera base Argelina antes de las ansiadas acampadas.

Nos acompañan desde ahora hasta la culminación del viaje un equipo de gentiles guías expertos conocedores del terreno, sus gentes y funcionamiento del país. Addi, su fiel hermano, Abás y Amid, además de algunos otros que se anexionarían al grupo en determinadas etapas. Se nos unen por imperativo gubernamental dos escoltas argelinos (gendarmerie) por primera vez en nuestra travesía, hasta algún punto sur con menor población, en el cual se nos permitiría continuar libremente.

No menos importante es el éxito de haber podido conservar las importantes reservas del mejor Ron para nuestros piratas Saharianos, y exquisitos vinos que harían las delicias de los presentes durante las frías (y no tan frías) noches en el desierto.

Semejantes latitudes permitían corroborar el cambio de paisaje sucedido en menos de 24 horas: del norte Tunecino, puramente mediterráneo, pasamos a movernos a través de paisajes semi-desérticos rumbo a El Oued. Algunos viejos navegantes aseguran comenzar a oler la inmensidad del Sahara.

Tras la puesta en marcha, dejando atrás la ciudad argelina de El Oued, los navíos ponen rumbo sur en busca del puesto militar de Hassi Bel Gabour, hallado entre pequeñas formaciones de dunas la cuales conforman los primeros paisajes de la travesía, culminando en una primera acampada a los pies de una gran duna. Cabe destacar la fortaleza infinita de los pacientes navegantes, los cuales aguantan con firmeza el crecimiento de sus dientes largos al ver las primeras dunas y la imposibilidad de cruzarlas. La espera dará sus frutos.

Al alba, el ambicioso grupo pone rumbo sureste en busca de la región de Illizi y Djanet, últimos bastiones civiles previos al vasto desierto, atravesando el impresionante Salto de Muflone, formación rocosa de gran altura que nos proporcionó unas bellas vistas. Asimismo, los exploradores observan los primeros camellos y dromedarios cercanos a la carretera.

Llegados a este punto se da la primera aparición divina de Paco de la Chica, ángel guardián del batallón, tras pequeños problemas mecánicos de nuestro navío lider Unimog. Un fallo en los frenos le obligó a ponerse el mono de trabajo y realizar una pequeña operación para ganar tiempo ante la llegada de una nueva pieza en manos de Federica. Por suerte para el grupo, el camión es un hueso duro de roer, y no iba a rendirse tan fácilmente. Poco después, estaba preparado para liderar al grupo en la primera gran batalla: adentrarse en el desierto del Teneré.

Previamente a la llegada a nuestra última base pre-desértica, la sureña ciudad de Djanet, parte del grupo decide realizar una parada propuesta por un experto conocedor de la historia y cultura árabe, Paco Ochovo. Camuflada tras varios montículos de piedra, se halla una tumba preislámica consistente en una pila de rocas concienzudamente colocadas, tratándose de una de las escasas presentes en el Sahara.

Una vez alcanzada la ciudad de Djanet, el escuadrón se propone al abastecimiento de alimento fresco, agua y gasoil con los cuales sobrevivir a los próximos 4 días y 4 noches atravesando el desierto del Tadrart. Esta región, limítrofe en una triple frontera con Níger y Libia, perteneciente al extenso desierto del Teneré en su parte norte, ofrece una majestuosa zona mixta de dunas, infinitas llanuras e impresionantes montañas rocosas con formas simplemente indescriptibles. Puro, hostil y precioso desierto que dejó con la boca abierta a fieles exploradores de los confines del Sahara. Esta primera etapa fue considerada por la mayoría de navegantes, como la sin duda más bonita e impresionante de toda la aventura, finalizando una ruta circular de vuelta a Djanet.

Aquella cálida noche en Djanet, el grupo se dividió como se había planeado previamente para asentar dos bases separadas por pocos kilómetros: el batallón español dormiría en un hotel funcional en la ciudad, mientras la escuadra italiana levantaría un campamento a las puertas del desierto. Tal y como se podía observar con un simple vistazo a los navíos, los exploradores italianos, junto a Luis y Javier, contaban con tiendas de campaña acopladas al techo de su «maquina», expertamente preparados para un sinfín de acampadas.

A la mañana siguiente, tras agruparse ambos batallones y ya provistos de víveres y gasoil para las próximas cuatro jornadas, da comienzo la primera etapa off-road.

Tras dejar atrás la carretera y los últimos resquicios de civilización, nos adentramos en el desierto del Teneré, dirección sureste buscando el Tadrart, pasando junto al famoso punto de referencia, el monte Tiska. No lejos debía quedar otro legendario punto de referencia, el Árbol del Teneré. Esta acacia, localizada en el Teneré de Níger, sirvió durante décadas como punto de referencia para las caravanas que por allí pasaban, tratándose del único árbol en 400 kms a la redonda. En 1973 fue derribado por un camión, por lo cual fue sustituido por una escultura de metal.

Más tarde aquel mismo día, mientras los navíos se abrían paso atravesando una inmensa llanura con algunas trampas, Ernesto y su poderoso Toyota 80 fueron presa de una de ellas. Unas ondulaciones inesperadas, duras y muy poco visibles hicieron que el navío de Ernesto (sobra) doblara la barra de dirección y el eje, obligándole a retornar a la ciudad de Djanet en busca de una reparación rápida para poder reunirse con el grupo cuanto antes. Tras una nueva acción de Paco de la Chica, preparando el malherido navío para ponerse en movimiento, Ernesto y un coche-guía argelino retornaron 180° el rumbo hacia Djanet. Como bien es sabido, el desierto no perdona.

Los líderes del grupo decidieron pues seguir con la ruta tal y como estaba prevista, manteniendo comunicación vía satélite con Ernesto, bajo el objetivo de encontrarse tres noches después en la última acampada de la etapa del Tadrart, permitiendo a nuestro navegante tomar una ruta inversa que le llevara hasta el resto del grupo en un tiempo récord.

Pocos kilómetros tras el percance, se levantó el campamento para pasar la primera noche en auténtico desierto. Sería la primera de muchas de jolgorio y gin-tonic.

Al alba, el grupo se puso en marcha temprano, como cada día, para aprovechar al máximo la luz del Sol. Como saben los viejos navegantes, el desierto es hostil, y el tiempo es oro.

A partir de esta jornada, contamos con la presencia de arte rupestre que dejó realmente impresionados a los navegantes.

El área desértica del Tassili n’Ajjer, «planicie de los ríos» en la lengua autóctona, representa uno de los yacimientos de arte rupestre más importantes del mundo, el cual nos permite observar pinturas desde el 8.000 a.C. Estas representaciones nos permiten observar no sólo bellas pinturas y grabados, si no cómo era la vida humana en tal lugar. No sorprende pues, la presencia de arte representativo de animales propios de la sabana, como podrían ser jirafas o elefantes, además de los antílopes y otros animales actuales, mostrando el cambio climático continuo al que se vio sometido el Tassili.

Las formas tan extrañas de la roca se deben al mineral del que están formadas, la arenisca, la cual tras cambios en el clima entre épocas húmedas y secas, junto con la erosión eólica, acaba formando tan curiosos arcos y formaciones, conocidas como «bosques de piedra». Otro factor imprescindible sería la presencia de ríos, cuya erosión en la roca acabaría formando profundos barrancos. Este bello lugar fue el hogar de civilizaciones antiguas, las cuales gozaron de condiciones mucho más amigables que las actuales. Desde el 10.000 a.C. el clima se ha tornado cada vez más seco, dotando a este desierto con sus características actuales.

Quizá sea del interés del lector saber que los erg del Tassili N’Ajjer correspondían con antiguos grandes lagos, un día, rebosantes de vida. Finalmente, el apodo de «navegantes» cobra un poco más de sentido en esta crónica.

Los presentes tuvieron la suerte de observar multitud de estas pinturas y grabados, mientras continuaban sorteando arcos, dedos verticales y otras formas extrañas propias del «bosque de piedra» de esta magnífica zona desértica. En algunos puntos, también varios lagartos de diversos colores y tres pequeñas gacelas deleitaron la vista de los presentes, dejando testimonio digital para la posteridad.

Más tarde ese mismo día, nos adentrábamos en el área oficial del Tadrart, intensificando unos paisajes propios de ciencia ficción, y encontrándonos con los primeros pasos de arena y pequeñas dunas que sortear. La dificultad para nuestros experimentados navegantes no fue alta, sin embargo, había que tener mucho ojo en algunos puntos blandos, los cuales atraparon sin compasión algunos de los navíos. Antes de caer el Sol, el batallón volvió a levantar el campamento y a disfrutar de una noche templada como las anteriores.

Al amanecer, el grupo reanudó la marcha en dirección sureste, buscando ya el viraje hacia el noroeste para completar la ruta circular. Aquella noche debíamos encontrarnos con Ernesto, cuya ausencia había provocado un sabor agridulce durante la etapa en sus más fieles compañeros.

Los kilómetros se sucedieron bajo un paisaje cada vez más montañoso, cuyo color había virado de los anteriores tonos rojizos a un sólido negro que recuerda, cómo muchos expertos presentes comentaron, al Akakus libio, muy cercano a nuestra localización, y ya conquistado en varias ocasiones por varios de nuestros más viejos navegantes.

El grupo se adentró en zonas cada vez con más arena, atravesando las dunas de Moul N’Aga, y finalizando la jornada en Tin Merzouga, donde se ubicaría el campamento. Qué mejor manera de cerrar la jornada que subiendo una gran duna y realizando una de las bajadas más fuertes que recuerdan muchos presentes. El culmen fue una preciosa puesta de Sol con una vista infinita del desierto del Tadrart.

Poco antes del anochecer, Xavi recibió los primeros contactos por radio de Ernesto, llegando con su recuperado Toyota 80 al encuentro del grupo, el cual le recibió con gran entusiasmo, y dando paso a una noche de celebración.

Las máquinas reanudaron la marcha a la mañana siguiente en busca del último punto de campamento en la primera etapa. Para ello, debieron sortear diferentes formaciones rocosas y grandes dunas. Sin embargo, en aquella jornada el principal escollo fue el manto de polvo que se levantaba al paso de cada navío, dificultando la visibilidad y obligando a cambiar los filtros de aire al llegar al vivac.

La etapa culminó en un estrechísimo cañón de 400 metros de longitud, el cual algunos aventureros se atrevieron a explorar, para encontrar un pequeño nacimiento de agua en su interior.

Se trataba de la última noche de la primera etapa del Tadrart, y fue tan notable aquel acontecimiento que Eugenio fue vilmente secuestrado por un grupo rebelde de «espagnoli», haciéndole beber un brebaje que casi hace a Eugenio caerse de la silla. Suerte tuvo de la firme mano de Federica para salvaguardarlo de aquellos risueños piratas a los cuales también se había unido Xavi.

Seguidamente, todos consiguieron llegar a sus aposentos, dando la etapa por finalizada, y con muchas ganas aún de ver lo que estaba por venir.

Horas después, los navíos despertaban poniendo rumbo a Djanet, la cual esperaba a no demasiados kilómetros. Allí repostaríamos gasoil y nos haríamos con los bienes esenciales para continuar con la ruta. Eso sí, no sin un merecido descanso en hotel y un plato de patatas fritas con huevo para los navegantes que así lo consideraron.

Al día siguiente, comenzaría la segunda etapa, la cual consistiría en cruzar el Erg d’ Admer durante día y medio, para salir por el norte. Ante esta etapa de pura duna, algunos participantes prefirieron toma una ruta paralela al Erg d’ Admer, con el fin de evitar sus dunas y llegar al siguiente punto de encuentro con más tranquilidad.

Así pues, el grupo principal se adentra en el gran Erg dispuestos a cruzarlo. Se trata de unas dunas desconocidas por casi la totalidad de presentes, escondiendo algunas ratoneras, pronunciadísimas ollas y fuertes bajadas inesperadas. Estas dunas están formadas por una arena muy fina que en muchos puntos atrapa los navíos sin aviso, mostrando un desierto totalmente diferente al que los navegantes se han enfrentado en la etapa anterior.

Poco antes del atardecer, los líderes Xavi y Eugenio buscaban paso a un complicado cordón, cuando el Toyota de Xavi se quedó atrapado en una complicadísima olla. A su rescate acudieron varios compañeros, entre ellos Luis Garrote y Guiglielmo, que hicieron uso de su winch para sacar al pesado vehículo de aquel agujero, produciendo un desllante por todos esperado. Tras la reparación del mismo por parte de Xavi y Paco, y no sin antes cientos de bromas al «líder que se había quedado», el subgrupo puso rumbo al campamento que había montado el resto del batallón, a escasos kilómetros de allí. Aquella noche, sin duda, Xavi fue el protagonista bajo todo tipo de chanzas y mofa por parte de los presentes.

Al despertar, los navegantes se dirigieron hasta Borj El Haouas, en el cual esperaban los navíos que habían evitado el Erg d’ Admer.

Daba comienzo así la última etapa de la ruta: puro norte atravesando diferentes tipos de desierto de Argelia central. Pasaremos junto al pueblo de Tadjaret, hasta atravesar el paso entre los Erg de Tiffernine e Issouane, culminando en el Monte Karakamfusa y finalizando en el punto de la primera acampada, Hassi Bel Gabour. Se trata pues de una ruta cerrada al turismo durante los últimos 15 años a la que ha tenido especial acceso Desartica y Sahara4x4xtrem. Puro Sahara.

Mientras se sucedían los kilómetros, el batallón decidió parar en un extraño pozo, el primero de todo el camino. Sin esperarlo ninguno de los presentes, el navío de Ángel comenzó a hundirse en el barro, hasta esconderse toda la rueda delantera derecha. De nuevo, la diligencia de Guiglielmo y Xavi, con sus winches, consiguieron sacar a Ángel de aquel embrollo, no sin antes exigir un justo pago mediante la moneda oficial, los «gintonic».

La jornada sucedió entre pistas rápidas, que hicieron las delicias de viejos y nuevos navegantes como Marcial y Cid, y pedregosos y lentos Reg, hasta levantar el campamento al crepúsculo.

El día siguiente amaneció bajo un frío seco que nos acompañaría los días posteriores, junto con algunas nubes que llegaron a dejar caer alguna gota. En contraste, el calor de los días previos en el Tadrart, impropio del noviembre sahariano.

Se reanudó la marcha manteniendo el rumbo norte, atravesando zonas de grandes piedras, regs, pistas rápidas y zonas de arena, en un desierto muy cambiante. Al final de la etapa, dejando al oeste el Erg Tihodaine, el grupo atraviesa varios pasos de montaña en un paisaje totalmente lunar.

Tras otra fría noche, al batallón le esperaba un encuentro sorprendente aquella mañana. Una gran caravana de camellos dirigidos por una gran familia, en su mayoría mujeres y niños, se dirigía desde Borj Omar Dris hasta Illizi, en una migración de más de 300kms a través del desierto. Aquella imagen recordaba a las extintas caravanas comerciales que atravesaban todo el Sahara de norte a sur y viceversa.

Tras una jornada más de navegación entre pistas y pasos montañosos, el grupo encaró el último cañón, el cual permitiría atravesar la última barrera rocosa previa al Erg Tiffernine, para hacer noche tras su paso a pie de dunas.

La expedición estaba tocando a su fin, pero antes, el Sahara argelino nos tenía preparada una última sorpresa, en forma de una última etapa llena de arena plana en la que poder quitarle el tope al acelerador. La guinda del pastel era el gran Erg Tiffernine a nuestra izquierda, mostrando pasos prácticamente imposibles, haciendo volar la imaginación de los navegantes.

Se trataba de una arena muy fina que exigía experiencia de conducción y unos consumos de combustibles disparados, que alternaba zonas de arena gris e incluso negra que formaban un polvo denso, requiriendo una conducción medida.

Los kilómetros se sucedían poniendo rumbo al monte Kara Kamfoussa, el cual marcaba el viraje de rumbo al oeste para dejar atrás el Erg, no sin antes atravesar algunos cordones de dunas previas a la pista hacia Hassi Bel Gabour.

Así pues, el batallón ponía rumbo norte en busca de la primera base de la expedición cerrando una ruta espectacular a través del Sahara Argelino. Se trató de una bonita noche de celebración, llena de chanzas y promesas de reencuentros entre navegantes de destinos lejanos. Tras la última cena del grupo al completo, Xavi y Eugenio escenificaron el agradecimiento a todos los participantes, y en especial a Paco de la Chica, fiel ángel guardián. Con ello, la entrega de regalos e intercambio de alabanzas, dando paso a los clásicos brebajes para cerrar la noche.

Unas horas después, poco antes de la salida del Sol y aún con la noche echada encima, el grupo se dividiría de nuevo entre el batallón español y el italiano. El primero pondría rumbo noroeste, en busca del puerto de Orán y su cercana Almería, mientras los compañeros italianos reharían la etapa tunecina para volver hasta Génova.

Desde este punto, y con la tristeza de dejar atrás uno de los desiertos más especiales que existen, los navegantes avanzan hacia el norte en busca de un lejano Mediterráneo, a través de una calima densa, lluvias fuertes, frío y tormentas de arena. El buen tiempo en las etapas de desierto contrasta con los temporales sucedidos en las etapas de conexión tanto de ida como de vuelta.

Finalmente, el batallón hispánico llegó a la gran ciudad de Orán, tras duras batallas en el camino, para disfrutar de un día perdidos en sus fortalezas, castillos y gastronomía marina, todo ello aderezado con las que parecían infinitas botellas de vino, haciendo las delicias de los navegantes españoles, en clara intención de celebración.

Horas después, los navíos quedaban parados en un frío garaje transmediterráneo, para al día siguiente poner rumbo a diferentes ubicaciones peninsulares y extra peninsulares. No sin antes, por supuesto, una merecida despedida, y una segura promesa de aventuras futuras conjuntas en el Sahara.

Se da por cerrada así, con un éxito rotundo, la primera expedición conjunta de Xavi y Eugenio de la mano de Sahara4x4xtrem y Desartica. En ella se ha atravesado el Sahara argelino entrando por Túnez, llegando a la sureña ciudad de Djanet para realizar una etapa de 5 días y atravesar el majestuoso Tradrart. A continuación, adentrarse en las dunas del Erg d’ Admer para poner rumbo norte en busca del paso entre Erg Tiffernine y Erg Issouane, en otra etapa de 5 días a través de cambiante desierto, en una ruta cerrada los últimos 15 años, dejando la friolera cifra de 1700kms Off-road. Un viaje indescriptible en muchos sentidos, y especial en muchos otros.

C’est l’Algerie. C’est le Sahara. C’est l’Afrique.

Alex Raventós, 01 Diciembre 2019

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